Ir al contenido principal

Restauración de la República federal

 Revolución de Ayutla

México desde que se constituye en país independiente, durante la dictadura de Santa Anna los problemas se intensificaron. El gobierno de Santa Anna hacía uso de la represión en contra de quienes expresaban ideas liberales, castigándolos con el destierro o con la cárcel. Esas acciones provocaron el descontento general de la población, cansada de las injusticias y la inseguridad que habían sufrido por tantos años, y dieron mayor fuerza a la oposición política, integrada por los viejos federalistas desplazados del poder político.

De esa facción política surgió el grupo que firmaría el Plan de Ayutla, el cual dio el nombre a la revolución armada que habría de desplazar definitivamente del poder a Santa Anna. Dicho Plan se redactó en una hacienda ubicada en el estado de Guerrero, propiedad de Juan Álvarez, viejo militar que por mucho tiempo había tenido rivalidades personales con Santa Anna, y quien ejercía gran influencia como cacique en el territorio guerrerense, de forma similar al dominio que Santa Anna había tenido en la región de Veracruz. La Revolución de.

Ayutla se apoyaba en los principios liberal republicanos ya sostenidos por la primera la visión avanzada de los ideólogos de la Revolución de Ayutla atrajo la atención de las personas que estaban en favor de tal cambio, y esto, sumado al descontento popular contra el grupo conservador, permitió que la revolución se extendiera por todo el país.

Primeras reformas liberales

Esas luchas se iniciaron con la Revolución de Independencia de las 13 colonias inglesas de Norteamérica y encendieron luego a Europa con la Revolución francesa, cuya difusión provocó una enconada lucha entre liberales y conservadores que duró más de un siglo. En cuanto los revolucionarios de Ayutla obtuvieron el triunfo y eligieron a Juan Álvarez como presidente interino, redactaron las dos primeras disposiciones reformistas. Esto significaba que los tribunales eclesiásticos y militares se concentrarían a intervenir en asuntos de su propia competencia y ya no en los asuntos civiles, como lo habían hecho hasta entonces. La promulgación de tales leyes fue también motivo de conflictos dentro del grupo liberal en el poder, debido a divisiones ideológicas internas. Por un lado estaba una ala radical que pretendía un cambio rápido y completo para la nación por medio de leyes liberales estrictas, y por otro había una ala moderada, temerosa de que un cambio drástico prolongara el estado de guerra civil en que se encontraba el país desde hacía varias décadas. Esta división ya había causado serias discusiones entre los integrantes del gabinete del presidente Álvarez, sobre todo entre Comonfort, moderado, y Ocampo, radical. Al cabo de dos meses de gobierno, Álvarez renunció a la presidencia y fue sustituido por Comonfort mediante elección del Congreso. El nuevo gobierno continuó con la reforma legislativa y, a pesar de las protestas contra los primeros decretos, el ministro de Hacienda, Miguel Lerdo de Tejada, expidió una ley que desamortizaba los bienes del clero. José María Iglesias, ministro de Justicia de Comonfort. La promulgación de aquellas leyes creó un ambiente social muy tenso. Por un lado, estaban los seguidores del grupo conservador que, incitados por el clero, creían amenazada su religión, y por otro, los liberales jacobinos, que no sólo buscaban acabar con los abusos del clero como pretendía el gobierno, sino incluso se pronunciaban en contra de la religión. El gobierno de Comonfort se vio atacado por un grupo de mexicanos des-contentos, que se sublevó bajo el lema de «religión y fueros» y llegó a tomar la ciudad de Puebla.

Constitución de 1857

En lo referente a la esclavitud, se daba incluso un paso adelante respecto a las leyes de Estados Unidos, país en el que las circunstancias socioeconómicas habían dificultado la supresión de tal sistema de relaciones de trabajo en los estados del sur. En cuanto a los estados de la Federación, la Constitución de 1857 exigía que para su régimen interno adoptaran la forma de gobierno republicana, representativa y popular, pero se les prohibía, entre otras cosas, celebrar alianzas con otros estados, fijar contribuciones o derechos sobre importaciones y exportaciones, tener tropas permanentes y declarar la guerra a potencias extranjeras. Asimismo, se obligaba a los gobernadores a publicar y hacer cumplir las leyes federales, con lo que se limitaba la autonomía de los estados para supeditarla al interés nacional.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Segundo imperio Mexicano

  Situación política Al iniciar su gobierno, Maximiliano buscó la conciliación de los partidos antagónicos, pero sobre todo procuró atraerse a los liberales, mientras alejaba a los conservadores, de acuerdo con su propia tendencia política y con las indicaciones de sus consejeros euro-peos. Maximiliano ratificó la proclama de Forey en favor de la nacionalización de bienes eclesiásticos y la libertad de cultos, además de confirmar el carácter constitucional de la monarquía. Maximiliano no podía actuar libremente, pues estaba siempre bajo la tutela del coman-dante francés, y en parte porque debía seguir los consejos de Napoleón III, liberal de conveniencia, que lo instaba a ejercer un gobierno personalista «pero a base de los grandes principios de la civilización moderna». Por otro lado, Maximiliano jamás tuvo un consenso absoluto de la opinión de los mexicanos.  Aunque Maximiliano no pudo formular una ley suprema para el país, sí logró establecer un Estatuto Provisional de...